Es la especialidad de la Odontología que tiene como objetivo reemplazar dientes perdidos por distintas causas, mediante la colocación en el hueso maxilar o mandibular de un implante, que es básicamente un tornillo con la forma de un raíz dental, es de titanio puro y gracias a la biocompatibilidad lograda a través de un tratamiento especial al que ha sido sometido, tiene la facultad de integrarse perfectamente a los componentes óseos correspondientes.
Los procedimientos quirúrgicos del tratamiento con implantes están muy bien protocolizados y habitualmente se realizan con una molestia mínima o nula. La secuencia básica de la práctica implantológica consta de las siguientes fases: diagnóstico, planificación, intervención quirúrgica y colocación de la prótesis.
En La fase quirúrgica primero se coloca el implante y al cabo de un tiempo se lo expone de ser el caso. En la fase restauradora, se puede realizar coronas, puentes y otros tipos de prótesis. En la mayoría de los casos se requiere prótesis provisionales.
Los odontólogos destacan que probablemente los implantes dentales representen el único caso en que un sustituto artificial logre una funcionalidad igual de efectiva que el órgano original y que, trabajando eficazmente en la boca, alcanzan una vida útil semejante a la de una pieza natural.
Una vez realizado el tratamiento requiere controles periódicos y exahustivos.
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